lunes, 24 de agosto de 2009

buscando la punta del ovillo


mientras leía el guión, basado en el libro de Eduardo Sacheri "La pregunta de sus ojos", me iba entusiamando cada vez mas con esta historia oscura donde la única luz, tenue, es la que va iluminando la trama, la que crecerá dentro de nuestros opacos protagonistas hasta darles el brillo no de un héroe, sino de una persona común, un humilde mortal.
desde que comencé a trabajar en óperas y teatro, en general mis primeras referencias estaban relacionadas al comic, la pintura y el cine.
en este caso, Campanella me madrugó: la referencia que nos mostraba para la peli era una serie de comics muy oscuros, con toques muy luminosos de color contrastante.
fuimos trabajndo sobre esta premisa, y a medida que ibamos viendo locaciones fuimos definiendo mas el arco cromático.
una de las primeras cosas que presento en las reuniones de preproducción es la "carta de colores", la partitura sobre la cual iremos trabajando los climas y los ámbitos.























como gran parte del largo transcurre en tribunales, debía salir de allí nuestra paleta. así fue que trabajamos sobre el concepto de que Espósito (Darín), un tipo que no tiene otra vida que los tribunales, tiene una extensión de los mismos en su casa, donde transcurren muchas escenas, y que es su nuevo centro del universo, como lo fue 25 años atrás su entorno laboral.
por otra parte teníamos el desafío del paso del tiempo, que nos llevaba a modificar la decoración según fueran mediados de los 70s o finales de los 90s.
buscar una cromática y estilo diferenciado entre lo que sucedía en el ambiente judicial, incluyendo la "oficina" de Sandoval (Francella) y lo que sucedía en el ámbito cotidiano.

primero nos concentramos mas en los setenta porque de allí se generaba toda la trama. eran los puntos de partida.

la idea era diferenciar el mundo de Espósito (el investigador)





del mundo de Morales (la víctima)





y del de Gómez (el sospechoso).






el primero, muy sobrio, opaco y caótico, desbordado de expedientes.
el segundo, mas colorido y vital, ordenado e iluminado por el afecto.
el tercero, anodino, descolorido y fugaz.

a partir de allí, fuimos tejiendo ese universo, proyectándolo al futuro, 25 años después y transformado por los derroteros de cada uno de los personajes.